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domingo, 9 de septiembre de 2012

PASTA ALLA NORMA







Corte en cubitos las berenjenas, y fríalas en abundante aceite caliente hasta que se doren. Póngalas a escurrir en un colador.


Me sujetas por la cintura
para susurrarme al oído
palabras de ternura,
y con ellas siento el alivio
del día de trabajo.
Me transportas al cielo,
con tus nubes,
besando mi cuello casi en un roce.
Y me murmuras un “te quiero”,
con los labios encendidos por el goce.

Mis manos, ocupadas en la cocina,
dejan de trabajar y quedan quietas; a la espera.
Sobre el paño seco disgrego las  grietas
de tan poderoso deseo
agarrándolo con fuerza.


Hierva la ‘pasta’ en abundante agua con una cucharada de sal. Cuele cuando la pasta se encuentre al ‘dente’.  Eche la sal cuando hierva el agua para no dañar la olla.


Desde atrás siento tu abrazo,
como la enredadera que se enreda
a su árbol amante,
y acaricias mis brazos dulcemente.
Repentinamente, me das la vuelta
y te veo,  te siento frente a frente.
Tus ojos verdes penetran mi corazón
que late intensamente
y me abandono a mi- ya mojar- vehemente,
al notar como tu sexo vibra
rozándome el vientre.


Reparta en platos hondos una o dos cucharadas de ricota fresca y  agregue la pasta. Condimente con salsa de tomate previamente calentada (preferentemente caramelizada),



Enlazas tus manos con las mías
sucias de harina y caramelo
resultando una sola fuerte y poderosa
que lames voraz de fusionarlo…
Por eso, de improviso
 comienzas a desnudarme,
a desmayar mi ropa,
en nuestro tramo y la pasión:

poderosa comienza a desatarse,
sin ya poder detenerla.
Tú descubres mis pechos con tus besos
y yo libero tu prisión tensa.


Cubra con abundante cubitos de berenjenas fritas y finalice cubriendo el plato con la ricota salada rallada.




Huele a  beso.
Huele a tomate y a queso.
Huele  a sexo
y a albahaca fresca.
Nuestros cuerpos se unen en perfecta sintonía:
yo, dejada caer en el mármol de la cocina,
tú, arrasando con los utensilios que nos molestan .
En nuestra locura nos ensuciamos de harina
y caen platos, pan, sal y ropa al suelo…
Nosotros, ajenos nos fundimos mientras
el ruido del entorno armoniza con el nuestro
(voces rotas de fuego que exhalan gritos, agua que hierve…) .


Disponga de la albahaca sobre el plato finalizado para darle un toque decorativo.



Y no importa nada.
De pronto todo gira y por último cae la copa de vino
Y tu y yo llegamos a un último suspiro.


Y sirva.
Recomendación: acompáñelo de un buen vino tinto.
¡Buen provecho!

© Ana López

Del libro "Rincones de Mujer"

6 comentarios:

  1. Jajajaja, Nayra... estamos un poco lejos... pero existe la transmisión de pensamiento.
    Un beso, gracias por leerme

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  2. Anaaaaa!!!! Donde dices que te matriculas en esos cursos de cocina????

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  3. JAjajajajajaja ¡Esti! ¡a ti te lo voy a decir! ¡amos! Con lo que cuesta ya de por si ponerse a cocinar jajajajajajajaja

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  4. Por si te sirve, yo suelo poner al final del poema la fecha de creación, a veces con día y a veces sólo mes y año, porque no siempre se editan en la fecha de escritura. Pero, claro, así lo hago yo. De momento voy a leerte un rato. Un abrazote.

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    Respuestas
    1. Gracias por venir por este espacio, amigo mío.
      Tengo que repasar muchas cosas del blog, entre ellas lo de la fecha, lo tengo en cuenta. Besos

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